Tres poemas
Silvia Renée Mellado
Universidad Nacional del Comahue - Neuquén
Piba de Zapala
De chica era una guacha,
machona, según las viejas.
Con su cara negra, regordeta y con pecas
era la que más rápido corría,
a la que no le importaba
que se le movieran los pechos
y nunca le daba vergüenza vociferarles
los cuernos de vuestros padres
a ninguno en la cara.
Su boca era la cloaca más temida del barrio
porque era un loudspeaker
de los chismes y calumnias.
El tiempo pasó por ella
como una máquina
de aplanar tierra.
La vi mucho tiempo después
flaca y con los ojos sin chiste
cargando un bebé desnutrido
al que le ponía los soquetes tan chiquitos
que le estrangulaba las piernas.
me asomé
desde el pasillo
esa zona intermedia
un puente suspendido
el canal de panamá era
ese pequeño rectángulo desde el que salían las puertas
y se desprendían los ambientes
de la casa pequeña
igual
en los planes provinciales (las 90, las 80, las 70)
como cartas nos cantaban la cantidad de casas
de los últimos barrios
y de ese modo nos nombraban últimos inquilinos a los
[que nos dieron morada
llegué al borde de ese límite y la vi
estaba rodeada de valijas y bolsos que había abierto
[trajinándolos
la ropa brillante corpiños con encajes
y de tacos puntiagudos
las sandalias eran cadáveres
bonitos escamas de peces
bajo el agua
brillaban esa ropa y esos zapatos
y yo que de niña la había mirado
desmadrada
hermosa
las muchachas así
para mí
no nacían de nadie
la forma en la que le volaba el pelo
que mi vieja le había desliendrado
la manera en que posaba los brazos sobre la baranda
[del balcón
casi traspasando la linde del pasillo
se me vinieron todos los gestos de la Carmen
y tuve que hilarla entre las sentencias
que la ligaban con la punta de los tacos
y los vestidos luminosos
con una vieja con las cuerdas con las camas
y el ruido de una alcancía tintinaba
cuando la lengua vieja de la mujer decía
qué linda ropa calzado tan hermosos
pero todo chiquito la hija delgadita siempre
no le dejaba nada
retrocedí
sobre mis tres pasos
decidí no cruzar el límite
y me fui a imaginar
en cómo había sido la vida de la carmen después de
[los despiojes
carmen desterrada incomprendida vendida
y condoliente midiéndome la suerte que ya tenía
[como designio en la frente
(Pantano seco, 2014)
I
a menudo hablamos del tiempo
caminás lento lo que se tarda desde este punto hasta la parra desvencijada
para muchos
valen oro
esas cantidades de minutos lo valían antes también eran horas
corpulentas de trabajo
y ahora
que las contamos como los días que restan nadie sabe exactamente su cuantía
lo mismo que con las uvas secas sin promesas de esplendor
II
como un carozo duro
es difícil sacarte la lengua
porque hay lengua detrás de la costra dura de los años
¿envejecer forma parte de ir martillando una coraza invisible
disimulada
por la vulnerabilidad?
III
tu gesto es el de no decir
no largar
el castigo
de no poder reconstruir ni una sola historia
IV
habrá que sacarte uno a uno esos piojos blancos
de las penas
quizá sean como palabras
se arrancan primero y después se revientan
tragarlos no sirve
no alimentan
o sí
pero de aquello que aún desnutrido
se puede volver todo lo malo de vos
y de mí
V
el padre es ahora niño
escucha
todo
como un gran ladrido
y se arrolla
solito
un perro
al borde de la incomunicación
(Fragmentos de “Envolturas”, COMOE seis poetas en Neuquén, Ediciones de La grieta, 2015)