Aprender en la escuela (y si no, ¿dónde?)

María Luján Sánchez Berro

Escuela Superior de Música - San Martín de los Andes



RESUMEN

La autora da a conocer dos experiencias pedagógicas realizadas en San Martín de los Andes con alumnas/os del Profesorado en la Escuela Superior de Música de la localidad. La primera es un proyecto anual desarrollado en cuatro jornadas, un ciclo de cine debate. La otra es un taller de reflexión, que “ubica en el centro de la escena, la escuela y sus paradigmas”.

PALABRAS CLAVE

Proyectos pedagógicos, educación inclusiva, cine-debate.


PRESENTACIÓN

El presente relato tiene la intención de compartir una experiencia pedagógica desarrollada en una institución de Formación Docente: el Profesorado de Música de la Escuela Superior de Música de San Martín de los Andes. Experiencias (son dos) que son el resultado de intercambios con el equipo de docentes del área de Formación General, pensándonos en la tarea de “enseñar a enseñar” (¿es esto parte de los programas y planificaciones?, ¿es posible “estudiarlo”?, ¿se certifican estos aprendizajes en los parciales aprobados?). Tengo la sensación de que algunos (al menos) de estos saberes, no se estudian en ningún apunte (ni digitalizado ni impreso).

Y tengo otra sensación: no se aprenden en el profesorado, se vienen incorporando desde el inicio de la carrera del docente; en el Jardín de Infantes, (a los 3, 4 ó 5 años…o quizás antes). Vasta tarea, entonces, la de los docentes de los futuros docentes. Hay una idea que nos acompaña desde hace “rato”: la escuela actual (primaria, secundaria, y quizás también el jardín, el profesorado y ¡la universidad!), está necesitando (como mínimo), una “refrescada”. Y es claro que todas/os nos vemos implicadas/os en esta tarea (la de refrescar la escuela), sin embargo, hay una responsabilidad ineludible en los ámbitos de formación.

Algo teníamos (tenemos) claro: agregar dispositivos por fuera de las aulas, dinámicas que incluyan el debate y la circulación de la palabra. Y, además, confiar en que los aprendizajes tienen lugar en el intercambio, en el encuentro, en el deseo, en las palabras que hacen “eco” (porque van y vienen).

DOS EXPERIENCIAS PEDAGÓGICAS

Después de este preámbulo y de este abuso de comillas y paréntesis, voy con las experiencias prometidas en el inicio:


Ciclo de cine-debate

Planteamos 4 jornadas de cine a lo largo del año. Ese día, nos encontramos en el cine. Al finalizar la proyección, hacemos un breve debate (en la sala, en las butacas). Convocamos a las/os estudiantes de los profesorados de la localidad (y también de localidades vecinas). Ir al cine es una experiencia no habitual para la mayoría de las/os estudiantes. La puntualidad, el silencio necesario, la atención y observación que la propuesta requiere, nos convoca a la identidad de “espectadores”. Recurrimos al Archivo Fílmico Pedagógico, hermoso material que llegó a todas las escuelas hace 3 ó 4 años: (http://red.infd.edu.ar/articulos/archivo-filmico-pedagogico-jovenes-y-escuelas/), y allí seleccionamos las primeras películas. Como el cine nos cedía el ex Espacio INCAA, había ciertas restricciones en la elección del film.

Algunos propósitos de esta actividad son: incorporar elementos que permitan conocer y analizar variados “tipos de textos”, en donde se incluya la imagen, el sonido, las emociones, los gestos, las palabras...

Compartir cine (y arte) permite reflexionar junto a otros, revisar preconceptos sobre temáticas específicas (cultura, sociedad, educación, infancias, género) dialogar sobre diferentes aspectos relacionados al proceso de enseñanza-aprendizaje. Además de pensar el cine como un importante recurso didáctico-pedagógico. Las historias (y los personajes) en las que nos involucramos, se instalan como parte de nuestros “saberes”. Ingresan a los espacios curriculares, y se van trenzando con los temas que nos convocan en las aulas: la escuela, los vínculos, los conflictos, los acuerdos, las frustraciones, las contradicciones, la soledad, las otras, los otros, etc.


Taller de reflexión: “la escuela ¿inclusiva?

Con la modalidad “cambio de actividades”, estudiantes y docentes nos disponemos a ubicar en el centro de la escena, la escuela y sus paradigmas. A partir de diferentes lecturas, videos, conferencias, convocamos al diálogo, a desnaturalizar prácticas en las que estamos sumergidas/os, a desandar algunos caminos para, tal vez, comenzar a andar por otros. Compartimos la idea de que no existen recetas, no hay un modo prefijado de entender la inclusión, no hay algo “para hacer” que resuelva estos “problemas”. Hay, en todo caso, encuentros que permitan pensar alternativas, hay singularidades que den lugar a preguntas, respuestas, tensiones, dudas. Creemos en la fortaleza de las escuelas, en sus “poderes” para desplegar cambios, y revisar prácticas. Renunciamos a los supuestos de normalización, a ubicar la diferencia en las/os niñas/os con “dificultades”. Renunciamos a la escuela como idea de homogeneización o “normalidad”. Y también a los paradigmas en donde se ha sostenido la idea de inclusión, o al menos, desde donde se nos ha enseñado a entenderla. Este proyecto, también se hace extensivo a docentes y estudiantes de otros profesorados vecinos. Se convocaron profesionales externos a la escuela (Equipo Interdisciplinario, Supervisora de Música local, Escuela de Integración de San Martín de los Andes), con quienes armamos las propuestas de cada taller.

A MODO DE CIERRE

Para finalizar, me detengo en lo siguiente: lo que predomina en estas experiencias son las ganas que tenemos de hacerlas, porque eso nos convoca, porque nos gusta, porque no sabemos por dónde es, pero sí por dónde no…porque la idea de “ser docente”, la ubicamos en poder sostener y ampliar preguntas, sin detenerse en las respuestas, en compartir saberes que se entretejen en un mismo tiempo y lugar (la escuela, el aula, el patio o donde sea) para jugar, jugarse, perder y decir “pido”. Tiempo que no “se pierde” si charlamos, si vamos de campamento, bailamos o festejamos un cumpleaños. Tiempo que no siempre se gana yendo rápido al aula, postergando las “novedades”, suspendiendo Jornadas Institucionales. Lugar en donde se rescatan las infinitas oportunidades de aprendizaje de los “no entiendo”, “no puedo”, “estoy preocupada/o”, “aburrida/o”, “¿por qué ayer hubo paro?”, “¿por qué el/la compañero/a tiene otra maestra que lo/a ayuda?”, etcétera.

escritura, la lectura, los sistemas de numeración y cálculo, la historia, las ciencias, las artes, las teorías del aprendizaje, las corrientes psicológicas, los teoremas y las ecuaciones combinadas aparecen en todos lados, ya no exclusivamente en las escuelas y sus aulas. La escuela y los ámbitos de formación tienen la específica tarea de trasmitir estos (y otros) saberes, para todas y todos, diseñando tiempos y espacios singulares. La “tarea” docente incluye asumir el coraje de zambullirse en el entramado complejo de las escuelas (y de quienes las habitamos): del desconcierto, la desesperación, la incertidumbre, la duda y la soledad; pero también de las miradas que se encuentran, de las posibilidades, de la creatividad…de los verdaderos aprendizajes.